on jueves, 6 de enero de 2011


Traigo a colación una resiente entrevista realizada a Robert Mckee, habla un poco acerca de la primera idea "Un escritor que piensa que la primera idea que le viene a la mente es la mejor es un tonto." y en verdad es tonto quedarse con ella tal cual, creyendo que el trabajo ya esta realizado, cuando la primera idea es un punto de partida creativo, es la arcilla que solo puede ser moldeada con la perseverancia y la curiosidad.

Aqui les dejo el articulo a sido tomado de larazon.es

Sus alumnos han obtenido 32 premios de la Academia de Hollywood y más de 160 Premios Emmy. Entre algunos de sus pupilos más aventajados se encuentran Akiva Goldsman (ganador del Oscar al mejor guión adaptado por «Una mente maravillosa»), Peter Jackson (escritor y director de «El señor de los anillos»), Andrew Stanton («Wall-E» y «Buscando a Nemo»), y Paul Haggis («Million Dollar Baby»), entre otros. McKee ha pasado recientemente por Madrid para impartir un seminario de escritura de comedia, organizado por Paramount Comedy.



–¿Qué ingredientes debe reunir un buen guión?

–Debe tener ante todo sentido de la verdad y un buen conocimiento del autor sobre el tema. El escritor tiene que entender al mundo y al personaje como Dios nos conoce a cada uno de nosotros. También es importante que los autores reconozcan que el 90% de lo que escriben no es su mejor trabajo. Tienen que reunir mucho material para luego elegir lo mejor.


–Entonces, ¿no se deben quedar con la primera idea, aunque sea  brillante?
–Un escritor que piensa que la primera idea que le viene a la mente es la mejor es un tonto. También tiene que tener el talento creativo suficiente para unir dos cosas que en teoría son opuestas. La capacidad de crear la da el conocimiento. Sólo se puede crear a partir de lo que se conoce. Los ignorantes no pueden escribir.

–¿Qué es más fácil hacer reír, o llorar?
– Es igual. Lo que lo diferencia es el punto de vista. Puede que a una persona que escribe muy bien drama, le sea imposible hacer un guión cómico, y al revés. Son muy pocos los genios que pueden escribir sobre las dos cosas.

–¿Puede poner como ejemplo a alguien que pueda o haya podido hacerlo?
–Buñuel, Chéjov, Chaplin, Shakespeare... Pero insisto, son muy pocos.

–Y Robert McKee...
–La mayoría de las veces me han contratado para escribir drama, pero siempre intento poner una escena con comedia, y realmente funciona.

–¿Cómo se puede poner drama en algo cómico?
–Por ejemplo, los monólogos son minidramas. ¡Qué hay más dramático que contar la historia de un hombre que vuelve borracho a casa y su mujer le está esperando en casa hecha una furia! 

–¿Cómo se hace un buen monólogo?
–Es una forma de arte, porque requiere una profunda investigación y conocimiento de lo que se está hablando. Me gustaría poner como ejemplo de lo que estoy hablando a George Carlin. Él hizo un monólogo en el que hablaba durante dos horas sobre el suicidio y que era para morirse de la risa. Pero detrás había una gran investigación.  Sabía que las mujeres piensan dos veces más en suicidarse que los hombres, pero que los hombres se suicidan cinco veces más. Por ello, puedo sacar un conclusión ingeniosa: «Si quieren igualdad, deberían suicidarse más». Falleció tres meses después, por lo que creo que el monólogo fue fruto de una reflexión profunda sobre la muerte.

–¿Conoce a algún guionista español?
–Conozco guionistas-directores, como Almodóvar. Me quedé impresionado con Carlos Saura, y con cómo encuadró una historia tan magnífica como «Carmen» en el marco del flamenco. Me quedé tan fascinado que, después de ver la película en el cine, me quedé al siguiente pase para volverla a ver. 




Entre «Kojak» y «Colombo» 

Aunque comenzó su carrera en el mundo del teatro, pronto dio un giro al cine, empezando a colaborar como analista de guiones para United Artist y NBC hacia 1979. Es en esta época cuando escribe guiones para series tan míticas como «Colombo» y «Kojak». En 1983, se une a la Escuela de Cinematografía y Televisión de la Universidad del Sur de California, donde imparte su famosa clase: el Seminario del Guión. Un año más tarde, abrirá el curso al público, generando un gran éxito que se resume en más de 50.000 alumnos en los últimos 15 años.